Resumen del libro. “Entre ficción y mentira Umberto Eco y la semiótica de la cultura”


Acto Introductorio
       La semiótica se ocupa de cualquier cosa que pueda considerarse como signo, el signo es cualquier cosa que puede considerarse como substituto significante de cualquier otra cosa. La lingüística solo representa conceptos con signos y lo representable es el concepto que le damos.
   Swift nos muestra la necedad de pretender que las cosas puedan sustituir a las palabras y que no hay una relación de correspondencia entre signos y realidad.
    Esto no supone un mundo pre lingüístico como un mundo, es más bien un mundo orientado al lenguaje.
   Afirma que el lenguaje es una impresión ilusoria, Ferdinand de Saussure aceptará que es una cosa adquirida y convencional y el habla una red muy compleja y cambiante de adaptaciones diversas que tienden a la comunicación de ideas.
  Existen muchas características que la filosofía del S.XX reconoció en el lenguaje, tres de estas características fundamentales son: El auto-olvido, la ausencia del yo y la universalidad.
   La primera de estas características confirma la naturalidad de la capacidad lingüística, pues es el auto-olvido del elemento estructural (gramática y sintaxis) que realiza el lenguaje vivo.
La ausencia del yo sostiene que el habla pertenece a la esfera del nosotros, manifiesta la omisión práctica de uno mismo en favor de la alteridad. El componente universalidad establece que el lenguaje no pertenece a un ámbito cerrado sino que lo envuelve todo. (Gadamer, 2006b, pp. 149-151)

  La semiótica contemporánea puso en entredicho la noción de signo al considerarlo vasto e impreciso, o bien al disolverlo como unidad ilimitada en el tejido del proceso comunicativo. En su Tratado de semiótica general, Humberto Eco define la semiótica como «la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir.»
El lenguaje muchas veces esconde las cosas detrás de un signo, pero muchas otras lo hacen a través de un signo, de manera que hace la mentira necesaria y la disculpa sin sospecha porque nos acerca la realidad y nos deja interpretarla, o transformarla, como sucede con la escritura.
En la visión de Cassirer, la diversidad de los idiomas no la constituye la variedad de sonidos y signos, sino de visiones del mundo, por eso, al llegar a la fase del lenguaje en la expresión intuitiva, el tratamiento de la metáfora es obligado.


I. Humberto Eco y El Camino de la Estética a la Semiótica
       Humberto Eco arribó a los temas semióticos a través de un trayecto iniciado en la consideración del problema estético. El tratamiento filosófico del arte se fue transformando en una mixtura entre la filosofía estética, la comunicación de masas y la crítica del arte.
Los formalistas rusos habían negado la estética como solar cognoscitivo donde asentar sus teorías para sustentarlas en el paradigma de la lingüística moderna.

La estética tomista
 El problema estético en Santo Tomás. El pensamiento medieval, se caracteriza –dice Croce–, por su rigorismo estético y la negación del arte por parte de la religión.
No obstante, añade que el pensamiento medieval incorpora esos conceptos en marcos filosóficos que dan a su especulación estética una indiscutible originalidad, no sólo por la referencia a un concepto abstracto sino porque remiten también a experiencias concretas.
Eco reconoce que los filósofos medievales propusieron cánones de producción artística a través de los teóricos de la antigüedad clásica, y que muchas de sus categorías son tomadas de la tradición bíblica y patrística.
En otro orden de ideas, Eco aborda, en Arte y belleza en la estética medieval la controversia entre místicos y rigoristas (s. XII), en la decoración de las iglesias y/o el reconocimiento de las cualidades estéticas del ornamento. Eco destaca la actitud ante la belleza del hombre medieval.
Por un lado está el reconocimiento de que la poesía es arte, e inmediatamente, la aclaración de que este arte como hacer humano es inferior al conocimiento puro de la filosofía y la teología. Así, para Santo Tomás no se puede hablar de metáforas poéticas en la Biblia, ya que esto reduciría la naturaleza revelada de la escritura y haría de la poesía misma ínfima doctrina (ARB, p. 93). Gilson, en El ser y la esencia (1951) encomia el aporte del Aquinate al distinguir la idea. Mientras que en Aristóteles no hay mayor distinción entre lo que es el ente, la sustancia, Santo Tomás añade la presencia de este otro principio.
Eco afirmar que para el santo napolitano la belleza acompaña al conocimiento, y añadir, desde esta misma dimensión, los criterios de proporción, integridad y claridad.
Precisamente, la originalidad tomista radica en proponerse una ontología existencial en la que es fundamental el acto concreto de existencia pero de manera que la composición entre forma y materia se fundan en la composición entre esencia y existencia, es decir, siempre en unidad. Y la materia se unan en un acto de existencia, estableciéndose así, la relación entre organizante y organizado.
2. El Itinerario de la Obra Abierta
 Después de la universidad, Eco comenzó a trabajar como editor en los programas culturales televisivos de la RAI (Radio audizione italiana). También escribió en semanarios como y L’Espresso y



El principal foro internacional para la cultura literaria


2.1. Forma e interpretación; la influencia de Luigi Pareyson
    Croce, reconociendo que hay dos formas de conocimiento, el intuitivo y el lógico, y considerando que la conciencia de la realidad se funda en la distinción entre imágenes reales e irreales, estas distinciones se dan sólo en un segundo momento, establece que la percepción es intuición, y el arte un conocimiento intuitivo, inmediato e individual. Para Croce, el conocimiento tiene dos formas, o es conocimiento intuitivo o es conocimiento lógico, y por tanto, conocer significa producir o bien imágenes o bien conceptos.
El conocimiento de su personalidad se convierte en el propio modo de formar, pero además, se enmarca en un contexto histórico donde continúa produciendo historia.

La forma es un acto de invención, pero donde invención es un concepto distinto de la representación o de la expresión; así, mientras en Croce deberíamos entender forma en el sentido de intuición (de hecho, como un sinónimo), en Pareyson hay una noción digamos, donde constitutivamente, entran en relación la forma y su formatividad, o modo en que se forma.
Para Pareyson, el aspecto esencial del arte es el productivo. Más aún, todas las actividades humanas, incluso las espirituales, tienen un aspecto visible, manual. El arte es producción y realización en sentido intensivo, inminente y absoluto, hasta el punto que frecuentemente ha sido denominado como creación.
La forma pareysiana es entonces, la culminación de un proceso de figuración pero también el inicio de una serie de sucesivas interpretaciones, donde se pueden ver las dos dimensiones, formal y material, de la obra de arte y la conexión que existe entre ellas.

2.2 Estética y poética de la obra abierta
Se presentan como una historia de la cultura y, en particular, como una historia de las poéticas. De esta manera, Eco, más que hacer una estética al modo de Pareyson, realiza una consideración, desde el punto de vista del lector.
El particular punto de vista de Eco sobre el arte se inicia con la consideración del carácter de apertura, multiplicidad o complejidad de la obra de arte, condición que comunica, analíticamente, la constante y progresiva interacción entre el usuario y la obra.
La obra de arte contemporánea, sigue Eco, se reduce a un manifiesto poético que es, por tanto, filosófico, acerca del modo de ver las cosas a través del arte.
La obra es la formación concreta de una poética, y así, añade algo a nuestra comprensión y a nuestro placer. Un problema de poética, será, entonces, un modo de formar que la obra intenta comprender, que actualiza y desde el que parte.
2.2.1. El concepto de Obra abierta
La obra abierta no crea un mensaje categórico y acabado, sino que abre la posibilidad de varias organizaciones confiadas al intérprete.
No obstante, la apertura de la obra de arte no es, para Eco, una categoría crítica, sino un modelo hipotético. Es decir, no se trata de dividir las obras de arte en válidas e inválidas, preferir las abiertas y evitar las cerradas, o dar a unas el reconocimiento que puede negarse a las otras.
Eco entiende obra como forma al estilo de Pareyson, es decir, como un todo orgánico proveniente de la fusión de distintos niveles de experiencia precedente, tales como ideas, emociones, disposiciones, vivencias, temas, argumentos, etc. También utiliza forma una estructura en cuanto sistema de relaciones.
2.2.2. Obras en movimiento
Existen tres diferentes tipos de apertura respecto de la atención del lector.
En un primer sentido, toda obra de arte, aunque haya sido producida siguiendo poéticas de necesidad, es abierta a la ilimitada cantidad de lecturas posibles.
El segundo estaría constituido por obras que aunque orgánicamente completas, están abiertas a la continua generación de relaciones internas que el destinatario descubre y selecciona en su acto de percibir el estímulo.
Finalmente, un tercer sentido lo constituyen las obras, llamadas por Eco, obras en movimiento.
La literatura, al fundarse en el uso del símbolo como comunicación de lo definido, es del tipo obras en movimiento, por eso es que está abierta a reacciones y comprensiones siempre nuevas.


2.2.3. El lenguaje poético
Según Eco, la poética contemporánea apela a la movilidad de las perspectivas. El caso de la poética es particular, porque se da en ella una distinción propia, que es la de los mensajes de función referencial y los de función emotiva.
El mensaje referencial obedece, claramente, a una función denotativa del lenguaje, siendo así, unívoco; por otro lado, las estimulaciones emotivas se perfilan como un sistema de connotaciones controladas por la estructura del lenguaje.
Otra característica fundamental de este tipo de mensaje es que no sólo identifica un significado con un significado, sino que puede detenerse en los significantes para referirse a sí mismo, es decir, el mensaje es auto reflexivo.
En el signo estético, la referencia semántica no se agota en la referencia ag, sino que se enriquece cada vez que es disfrutado, así, el significado vuelve sobre el significante y se enriquece con nuevos ecos, dada la naturaleza interactiva de la relación gnoseológica y entendiendo el signo lingüístico como un campo de estímulos.
2.2.4. Apertura y teoría de la información
Se basa en los elementos que componen el resultado estético y no sólo en el resultado. Estas formas abiertas, son, digamos, más abiertas, o más específicamente abiertas, y aunque en unas y otras, la apertura es explícita. Esta última es una apertura superior que aumenta el nivel de información.
La teoría de la información tiende a cuantificar la cantidad de información contenida en determinado mensaje, información que está delimitada por una serie de ideas acerca de la fiabilidad de la fuente. Por ejemplo, la afirmación «mañana no lloverá» dicha un día de marzo, no aporta una cantidad de información que deba considerarse; es más, no ofrece ninguna información, ni poca ni mucha, ya que normalmente nunca llueve en marzo, en cambio, la afirmación «mañana, 12 de marzo, lloverá» sí ofrece una cantidad de información nueva, y no porque en realidad llueva o no ese día, sino, al contrario, por la imposibilidad de que suceda.
La información debe estar definida en el ámbito de las situaciones más simples en que la cantidad de información pueda ser medida.
La teoría de la información procede entonces por elecciones binarias, utilizando unidades bit (binary digit, o señal binaria). Para medir la disminución o aumento de la cantidad de información, Eco se sirve del concepto de entropía. Hay procesos reversibles en los que, sin embargo, la energía se consume. Hay, también, procesos naturales de dirección única.
La entropía, en realidad, es una medida estadística, es un instrumento matemáticamente neutro que nos dice que la naturaleza prefiere un estado más uniforme. Para Eco, la existencia de relaciones de causa y efecto de entropía decreciente establecen la existencia del recuerdo. El recuerdo no es más que un almacenamiento de información.

2.2.5. El mensaje poético
Entendamos aquí por poética aquella relación nueva de sonido y concepto, sonidos y palabras que comunica al mismo tiempo que un significado dado, hasta el punto de que la emoción surge incluso cuando el significado no está claro. En cuanto mayor es la información, más difícil es comunicarla, y cuanto más claramente comunica un mensaje, menos informa.
Estadísticamente, tengo información cuando cuento con la presencia de todas las probabilidades a nivel de fuente de información. Comunicativamente, tengo información cuando en el seno del desorden, confecciono y constituyo un orden como sistema de probabilidades, es decir, un código, y cuando en el seno de este sistema introduzco, a través de la ambigüedad, elementos de desorden.
Así, el mensaje no es la fuente de una información que hay que filtrar a partir de un desorden inicial, sino el desorden con respecto a un orden precedente, es decir, que en lenguaje poético, el mensaje mismo se convierte en fuente.
2.2.6. La manera de formar y el compromiso con la Realidad
En De la manera como formar compromiso con la realidad, Eco aborda una dimensión social del estilo y de la poética de la obra abierta.
Remitiéndose a Marx, Eco diferencia el concepto de Entfremdung (alienación-en-algo) del de Verfremdung (alienación-de-algo), para decir que el primero es una suerte de renuncia a uno mismo, la objetivación era para Marx un proceso positivo e inalienable, la alienación constituía, desde el ya, una situación de hecho. La alienación puede verse como un elemento constitutivo de toda relación con los otros y con las cosas.
Esta objetivación es siempre, más o menos, una alienación, una pérdida de uno mismo y al mismo tiempo un reencuentro.
3. Historia y comunicación de masas; apocalípticos e integrados
En la década de los sesenta, Eco formó parte del Grupo 63. El grupo no sólo se dedicó a estudiar los últimos movimientos artísticos, sino que constituyó una especie de segundo frente al considerar la cultura misma como un acto político.
El grupo murió en 1969. Por su parte, Eco había venido incrementando paulatinamente su escepticismo sobre la neo vanguardia como movimiento, pero adoptando la idea de la vanguardia como poética y experimento.
En esa época, e interesado en obtener la cátedra de Pedagogía y psicología de las comunicaciones de masas, Eco reunió los ensayos de Apocalípticos e integrados sirviéndose de un grupo de trabajos en los que analiza los fenómenos de costumbres, la cultura popular, la novela policíaca y las tiras cómicas.
En Apocalípticos, Eco aborda el concepto, genérico y ambiguo según él mismo dice, de cultura de masas para postular dos actitudes frente a este hecho; una, considera que la cultura es un hecho aristocrático, celoso, solitario, de una interioridad refinada que se opone a la vulgaridad de la muchedumbre.
Los apocalípticos sobreviven elaborando teorías sobre la decadencia, mientras que los integrados prefieren actuar.
De algún modo, el apocalíptico representa un consuelo para el lector existe una comunidad de superhombres capaces de elevarse por encima de la multitud y la banalidad media, aunque sea mediante el rechazo. Sin embargo, dirá U. Eco, el universo de las comunicaciones de masas no es el universo del superhombre, sino del hombre común y mundano.
Sobre los Apocalípticos digamos algo sobre el estudio del kitsch a que Eco hacía referencia y que aborda en el apartado Estructura del mal gusto. El mal gusto, en alemán kitsch, es eso que todo mundo sabe lo que es –dice Eco– pero nadie es capaz de definir; como una noción de avanzada, Eco la explica como «prefabricación e imposición del efecto.»
  El kitsch utiliza la técnica de reiteración del estímulo, presentándose como una forma de mentira artística, para un público perezoso, que imita el efecto de la imitación.
Considerada la obra como un todo orgánico, la estructura permite que se identifiquen. En la medida en que esta estructura es lograda, el arte hace escuela y genera imitadores.
En el mensaje lingüístico, el código está constituido por la lengua; dentro de ella, el autor del mensaje establece escalas sucesivas de autonomía, pero en la combinación de rasgos distintivos en fonemas, la libertad del que habla es nula; el código ha establecido ya todas las posibilidades que pueden ser utilizadas por la lengua en cuestión.
De acuerdo a la lingüística de Jakobson, Eco recuerda que el código no se limita al contenido cognitivo del discurso, ya que la estratificación estilística de los símbolos lexicológicos, así como sus variaciones libres, están previstas y preparadas por el código. El código se refiere también a un sistema de organización superior al nivel de los significados y de la significación fonológica.
El mensaje poético, se caracteriza por su ambigüedad fundamental, y utiliza a propósito los términos de forma para que su función referencial sea alterada.
La ambigüedad, pues, no es una característica accesoria del mensaje, sino el resorte fundamental que lleva al descodificador a adoptar una actitud diversa ante el mensaje
El descodificador, ante el mensaje poético, se sitúa en la característica situación de tensión interpretativa, porque la ambigüedad genera un estado de sorpresa. La descodificación de la obra de arte implica, en sí misma, una aventura, ya que nos impresiona a través de un modo de organizar los signos que el código habitual no había previsto.
Una segunda definición de Kitsch dice que es aquella obra que nos aparece como algo consumido. Así, es claro que el mensaje referencial es menos complejo, que el autor del mensaje poético tiende a acentuar las características que hacen imprecisa la referencia del término y lo inducen a detenerse en éste.
Un mensaje referencial no es complejo para el intérprete, en cambio, el mensaje poético, en particular su ambigüedad, es permanentemente un desafío al descifrador distraído, una permanente invitación al criptoanálisis.
En este panorama, una industria de la cultura intente salir al encuentro de los usuarios para hacerles una descodificación parcial, como mediación ante el público. Esto es lo que hace el kitsch.
A partir de aquí, se llega a proponer una serie de gradaciones entre obras de descubrimiento, mediación, de consumo utilitario e inmediato, y obras falsamente aspirantes a la dignidad del arte, entre vanguardia, cultura de masa Kitsch.













Referencia
Mandujano M. (2011) Entre Ficción Y Mentira Alemania Académica española






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